14.9.04

Estoy un poco distanciada del blog porque conseguí trabajo en un negocio del Shopping de Lomas. No digo en cuál negocio porque se me va a llenar de blogueros calentones. Yo no mezclo virtualidad con realidad. Una vez lo hice y me fue para el culo, asi que nunca más.
El laburo es una mierda pero me pagan 500 pesos que me vienen joya. La dueña del lugar es una vieja de cuarentipico de años que se caga en guita y se cree Susana Giménez. No la soporto. Me trata bastante mal porque envidia mi juventud y mi belleza, pero sé que no me va a rajar porque allí soy la única que vende esos pantalones deformes que parecen ropa de campaña.
No sé que pasa con las modas. En lugar de hacer pilchas que favorezcan el cuerpo, pareciera que trataran de afear a la gente. Vienen unas gordas impresionantes a probarse esos mamotretos y no entienden que, por más gordas que sean, la ropa ajustadita queda mucho mejor.
En fin, yo les vendo lo que piden.
El marido de la dueña me mira con un hambre que no puede disimular. Las pajas que se hará pensando en mí. Y no me extraña, porque su mujer, por más tintura que se haga es un verdadero bagallo desagradable.

Finalmente colgué la facultad. Me dí cuenta de que mi talento es innato y no necesito estudiar para escribir tan bien como lo hago.
En la facultad me enseñaban pelotudeces que no sirven para nada.
La vieja está un poco caliente, pero ya se le va a pasar. No sabe lo buena escritora que soy ni lee este blog. Por eso ni se imagina que voy a llegar muy lejos.
como letras me queda chico, cuando vuelva a estudiar me voy a anotar en algo más trascendente como filosofía o antropología.
Me dijeron que esas carreras te abren la mente y el espíritu.
Otro día sigo.
Los dejo con una sorpresa ya que, aunque a Alfonsina capaz que no le gusta, estoy incursionando en otros géneros y quisiera saber vuestras opiniones.

Soy una perra en celo



Soy una perra en celo. Montones de perros me siguen en fila, apuntan con sus miembros hacia mí, hacia mi hueco ardoroso. Son soldados batallando, machos marcando su terreno. Soy la perra en celo más deseada de todo el barrio. Mientras ellos pelean y se arrancan la piel a jirones en la lucha sangrienta por ganar su porción, me detengo, observo que hay uno que permanece ajeno a la contienda. Es un perro chiquito. Siento que es él el elegido para calmar esta sed del instinto, este don que se me ha conferido. Soy una perra en celo. Voy a cubrirlo con mi aliento, olisquearé todos sus rincones, será él quien me enganche a su sexo primitivo, que plante la simiente que continúe nuestra especie. Soy una perra en celo. Sólo quiero gozar. Mientras escucho su jadear, mientras él me está montando, me río de las leyes naturales, me río de Darwin y las evoluciones. Cuando el chiquito termine, espero al Gran Danés. Jamás dije que sería fiel. Las perras somos así.