29.11.04

El trabajo en el shopping ya fue. Todavía me sorprende haber aguantado tanto tiempo rodeada de esa vieja del orto y todos esos pelotudos babosos.
Con Flop iniciamos un microemprendimiento. Estamos estampando remeras con unos motivos que son medio pedorros, pero otra cosa no conseguimos. Si todo sale bien, a mediados de diciembre nos vamos a Villa Gesell a pasar la temporada allí, hacer huevo y ver si vendemos algo.
Por suerte zafamos de las insoportables fiestas y toda la pedorrez que traen. No saludaremos a nadie y tampoco tendremos que aguantar a los tíos borrachos, sus esposas malcogidas y sus hijas verdes de envidia.
Así que si no paso más por acá, los saludo hasta marzo o abril del año que viene o hasta nunca.
La verdad es que aca no viene ni el loro y esto me aburrió.
Les dejo un poema que, perfectamente, podría ser una canción de babasónicos.
Si alguien lo quiere lo regalo para que le pongan música y triunfen en la vida.
Chau

Poema de despedida



El mundo es nuestro, oh yes
En nuestros puños delicados
las armas: belleza y talento
para aplastarlo de una.

Adiós, adiós, no nos volveremos a ver
Reviéntense los hígados
coman turrones y almendras
brinden a mi salud.

El mundo es nuestro, oh yes
Es hora de gastarlo de una
El pasado que se cague
los traidores que mueran como cerdos

Adios, adios
Oh yes, oh yes.

16.11.04

Me tienen re podrida con las presiones para que postee.
Ya sé que mi literatura es imprescindible en sus vidas, pero también hay otras cosas. Busquense algo para hacer y no molesten. Necesito descansar un poco de las letras, vivir mi juventud, disfrutar de los momentos bellos que la vida me ofrece. Así que no me rompan las pelotas. Si no posteo es porque estoy haciendo algo mejor que perder el tiempo con la pedorrada esta de los blogs.

Pero igual les voy a dejar un poema para que no me extrañen tanto hasta que vuelva.

Poema Contemplativo 6




Los jazmines se degluten el oxígeno
y el anhídrido carbónico es un miasma
invisible que abomba las neuronas esguinzadas

Nada tiene el color de los ocasos grises
Sólo el gemido de la estirpe amaina al sol
que no deja de brillarme la angostura

Si me voy o si me quedo da lo mismo
La esperanza no es más que un chupón del alma
que devora las ruinas del silencio

Si aterrizo en los pantanos ahienados
Es que el frío viene en cajas de parsec
No hay peluches de Mc Donalds que me abracen.